domingo, 4 de noviembre de 2018

El creacionismo y la vaca de Nietzsche


Por más que uno se ría de los chetos, hay que reconocerles algo: están reescribiendo la historia delante de nuestros ojos. Para eso usan una mezcolanza de religión, filosofía entendida como les conviene y un inmenso poder. O te convencen y te vuelven esclavo. O te matan. O te anulan en un rincón, como en cierta forma estamos anulados nosotros.
Esa reescritura no implica torcer la historia, significa volverla al punto de partida, como si las revoluciones, los derechos adquiridos, el estado de bienestar y la década ganada hubieran sido una desviación, una anomalía. Ese mundo original al que quieren volver está basado en una excluyente condición: sobreviven sólo los fuertes.
Vayamos al uso de la religión. Habrá notado usted, estimado lector, que estos chetos suelen besar cruces, rezar, hacerse exorcizar y citar a Dios sin mucha distinción de credos. Algunos incluso pasan a defender el creacionismo y a negar el evolucionismo, Darwin y toda la bibliografía. No lo hacen de burros. Algunos lo son, pero otros son muy vivos.
Creo que buscan una profecía autocumplida, que es cuando se predice algo falso para despertar comportamientos colectivos que harán que esa mentira se vuelva verdadera. Por ejemplo: predigo traiciones, la gente siente miedo y, para no ser traicionado, traiciona. La profecía se autocumplió.
¿Por qué se benefician los chetos con la idea de volver al mundo original? Porque se parece al mundo que desean. Un mundo con algo que domina por sobre la cabeza de todos (Dios), al que nadie puede pedir explicaciones, y menos rebelarse. Un Dios con emisarios (curas, papas, pastores) que le dicen a la gente cómo vivir y a los que tampoco se le pueden pedir explicaciones. De fondo, una gran carga moral, incluso una defensa de la castidad (excepto para ellos, que pueden pagarse orgías). La idea se entiende bien si en lugar de Dios escribimos superpotencia y en lugar de emisarios, gerentes.
De fondo, enormes cargas de crueldad y desigualdad. Porque ese mundo original era cruel para el diferente, el rebelde, el que no aceptaba ser parte de la manada. Basta hojear la Biblia: un Dios vengativo y sanguinario, niños descuartizados, plagas, apedreados, lapidados, hermanos que se matan por tonterías. Y una sociedad de patrones y esclavos. Es decir, el mundo que estamos volviendo a vivir.
Luego está la relectura de la filosofía. Retomar ideas que les dieron letra a los procesos totalitarios. Pongamos como ejemplo a Nietzsche y vamos a la graciosa explicación que dio Witoldo Gombrowicz: “Para comprender a Nietzsche hace falta comprender una idea tan sencilla como la de la producción vacuna. Un productor de vacas intentará mejorar la especie de tal manera que deje morir a las vacas más débiles y conserve para la reproducción a las vacas y toros más fuertes”. Cambie vacas por hombres y ya está.
¿Por qué el resto del mundo habrá aceptado ideas tan viejas? ¿Por qué se somete tan pacíficamente al que lo va a esclavizar? La respuesta ya la conoce: ignorancia, inoculación de odio y miedo, manipulación mediática, posverdad, marketing.
Pero, ¿y si los chetos tuvieran razón? ¿Si las conquistas sociales fueron anomalías? ¿Si la gente fuera mala por naturaleza y, tal como en el pasado, cuando iban a apedrear o insultar al que iba a ser decapitado, hoy se burla del que sufre pensando que nunca le tocará a él?
¿No será que la esclavitud, el colonialismo, el fascismo, el nazismo no fueron errores históricos sino la puesta en práctica de la más natural de la condición humana? De no ser así, ¿cómo es posible explicar que en Latinoamérica se ovacionen militares y se elijan candidatos que proponen odiar y matar?
La culpa es, en parte, nuestra. Hemos sido optimistas hasta el punto de ser ingenuos. Y creímos que los derechos adquiridos eran eternos. Menos solidaridad, menos derechos y más violencia, nos dicen que la pifiamos feo. Por eso, si la razón la tuvieran los chetos (y si los votan es porque hay mucha gente que lo cree así) es cuestión de prepararse para sobrevivir.
Pero si seguimos creyendo que la razón la tenemos nosotros, deberíamos revisar las estrategias. Porque déjeme decirle algo: es sospechoso que ese mundo que defendemos deba ser sostenido cada día por consignas y cantitos. Es como si lo que defendemos fuera antinatural. Los chetos no necesitan consignas al estilo de “el pueblo unido…”. Le basta con citar a Dios y dejar morir al débil para que sobrevivan ellos. Sencillo y fácil de recordar, tanto que medio mundo se lo está creyendo.
El problema del optimismo progresista ingenuo (el nuestro) es que nos hace caminar el mundo impulsados por ideas que terminan por volverse elementales y hasta tontas. Ser como Finlandia, vivir como en Francia, que las cosas funcionen como en EEUU, que la salud sea como en Cuba. Es lindo, ¿no? creer eso. Y de fondo, un cantito, un lloriqueo, un eslogan.
Sabemos que no tenemos ciertas armas. Y creo que ciertas disputas ya están zanjadas. Vivimos en un mundo donde una cámara de la calle nos hace reconocimiento facial y le avisa a la policía donde estamos. Entonces, habrá que crear otras herramientas, ser creacionistas a nuestra manera. Adaptarnos también a los tiempos para no ser la vaca débil.
Habrá que dejar de putear a los indiferentes e intentar que entiendan el rol que cumplen. Habrá que educar con más precisión a los hijos, convencer a esposas y maridos, tratar con dulzura a las suegras. Habrá que ser muy creacionista, crear otra vida, otro camino. Dejar de luchar contra la intolerancia con intolerancia, dejar de luchar contra los apedreamientos proponiendo apedreamientos. Dejar de escrachar al tibio, que lo único que logra es ponerlo en nuestra contra. Y tal vez haya que tocar fondo, deambular con hambre, perder amigos y dormir a la intemperie para terminar de entenderlo del todo.

javierchiabrando@hotmail.com

2 comentarios:

Frodo dijo...

Es muy bueno. Te pone en jaque, te cuestiona.

Gracias por rescatar esto Moscón. Suelo leer página/12 pero esto se me escapó

Abrazo!

Moscón dijo...

Es que es del Página de Rosario, del "interior". Federalismo fantasma.

Abrazo Frodo.