sábado, 27 de junio de 2020

VIRUS Y LOCURA CIENTÍFICA

Los virus locos, por John Carlin



Un nuevo “avance científico” ha sido anunciado por los medios de comunicación;
un nuevo uso para los fármacos antivirales: El tratamiento “contra la esquizofrenia”.
Según la revista Schizophrenia Research (1): “la exposición al virus común que causa
el herpes labial puede ser parcialmente responsable de la disminución de las regiones
del cerebro y la pérdida de capacidad de concentración, memoria, coordinación de
movimientos y destreza ampliamente observado en los pacientes con esquizofrenia".
La oportuna aparición de un virus en un órgano, al parecer, deteriorado, abre un nuevo
camino para la industria farmacéutica: Estos hallazgos podrían derivar en nuevas
formas de tratamiento o de prevención del deterioro cognitivo "que normalmente
acompaña a la enfermedad, incluida la terapia con fármacos antivirales", explican los
autores.
Como continuación de la desastrosa e indiscriminada lucha contra las bacterias, que
ha conducido a una imparable expansión de la resistencia bacteriana a los antibióticos,
se ha desatado la lucha contra los virus. Parece que el fármaco estrella de los
laboratorios farmacéuticos para el Siglo XXI serán los antivirales. Y tienen un enorme
campo de aplicación. Como todos sabemos, cualquier enfermedad de confuso
diagnóstico ha sido producida por “un virus”. Por tanto, “hay que combatirlos”. Por
ejemplo, el famoso antirretroviral Tamiflu es un inhibidor de la enzima neuramidasa,
uno de los dos “antígenos de superficie” (el otro es la hemaglutinina) que porta el virus
de la gripe en su cápsida. En niños tratados con con Tamiflu se han producido
problemas neurológicos, a veces muy graves (en Japón se han producido suicidios
relacionados con este problema) (2). La neuramidasa es una enzima implicada en el
desarrollo y mantenimiento de la vaina de mielina de las neuronas en mamíferos (3)
por lo que el efecto inhibidor es inmediato en niños (en adultos, habrá que esperar…).
 En el genoma humano se han identificado entre 90.0000 y 300.0000 secuencias
derivadas de virus, fundamentalmente de retrovirus (4), pero también existen virus
ADN. Concretamente, el genoma del Herpesvirus 6A está integrado en los telómeros
de los cromosomas humanos (5). La variabilidad de las cifras es debida a que depende
de que se tengan en consideración virus completos o secuencias parciales derivadas de
virus. Estas secuencias son “componentes permanentes del transcriptoma humano”(6),
es decir, son partes constituyentes de nuestro genoma y se expresan en todos los
tejidos (6). Incluso las secuencias virales que codifican para la cápsida se han mostrado
activas en procesos biológicos fundamentales (3, 7, 8). Especialmente abundante y
relevante es la actividad de las secuencias de origen retroviral en el proceso de
desarrollo embrionario (9), es decir en la formación de nuestros tejidos y órganos. La
inferencia coherente de estos fenómenos sería la siguiente: Si los tumores sólidos son
un desencadenamiento de un proceso embrionario (10, 11) producido por algún tipo de
“agresión ambiental”, la asociación de virus con el cáncer no sería de causa, sino de
consecuencia. Lo tumores emiten partículas virales (12). Y la asociación de virus con
tejidos dañados o enfermos tendría la misma causa. Se han “diagnosticado”
asociaciones verdaderamente absurdas de virus con enfermedades de un evidente
origen ambiental, degenerativo o autoinmune, como el síndrome de fatiga crónica,
artritis, Alzheimer, tumor de próstata… Incluso, se ha descrito, sin comprenderla, la
activación de un virus endógeno como consecuencia de un tratamiento con un fármaco, el Natalizumab contra la esclerosis múltiple, que “despertaba un virus
dormido en los riñones” cuya “malignización” desencadenaba una Leucoencefalopatía
Multifocal Progresiva.
La guerra contra los virus desatada, fundamentalmente, por las empresas que
financian de un modo creciente la investigación biológica “aplicada” (es decir, con
fines comerciales) se ha convertido en un sinsentido totalmente a espaldas de los
conocimientos derivados de la investigación “básica”, es decir, la verdadera
investigación científica. La elaboración de vacunas (otro gran negocio para estas
empresas) cultivando virus en embriones de pollo (13) o, las más “modernas”, que
utilizan líneas celulares para el cultivo (13), son verdaderas fábricas de virus híbridos
(por no hablar de las vacunas “transgénicas”) cuyos potenciales peligros pueden ser de
una extremada gravedad (14, 15, 16). Y la tendencia demencial del uso de “antivirales”
para todo tipo de enfermedades a las que se diagnostica de una forma espuria un
origen viral es un nuevo ataque a componentes fundamentales del organismo, de la
vida. Cada día son más abundantes los datos científicos que nos muestran que vivimos
literalmente inmersos en una inconcebible cantidad de bacterias y virus (17, 18) que
cumplen funciones esenciales en todos los ecosistemas (19, 20) y que han cumplido
papeles fundamentales en los procesos de la evolución de la vida (21, 22), y que su
aspecto “patógeno” es el resultado de alguna desestabilización de sus funciones
naturales Es una guerra suicida contra la Naturaleza. Una guerra contra nosotros mismos.
La verdadera “patología mental” es la del pensamiento que domina en la concepción
de la Naturaleza. Una concepción que han incrustado en el cerebro de los científicos y
que ve a la Naturaleza como un campo de batalla en el que todos sus componentes son
“competidores”. Pero no nos preocupemos, las grandes multinacionales farmacéuticas
nos van a defender de “nuestros peores competidores”. Tras la derrota en la lucha contra
las bacterias ha comenzado la lucha contra los virus. La madre de todas las batallas.
¿Tal vez la lucha final?
REFERENCIAS
1.- David J. Schretlen, Tracy D. Vannorsdall, Jessica M. Winicki, Yaser Mushtaq,
Takatoshi Hikida, Akira Sawa, Robert H. Yolken, Faith B. Dickerson and Nicola G.
Cascella. (2010) Neuroanatomic and cognitive abnormalities related to herpes simplex
virus type 1 in schizophrenia. Schizophrenia Research Volume 118, Issues 1-3, May
2010, Pages 224-231.
2.- Agencia EFE (30/7/2009). Alta tasa de efectos secundarios en niños que
recibieron Tamiflu contra la gripe A.
3.- Megumi Saito, Carmen Sato-Bigbee and Robert K. Yu. (2008). Neuraminidase
Activities in Oligodendroglial Cells of the Rat Brain. Journal of Neurochemistry
Volume 58 Issue 1, Pages 78 – 82.
4.- Lower, R., J. Lower, and R. Kurth. (1996). The viruses in all of us:
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10.- Kho, A. T. et al., (2004). Conserved mechanisms across development and
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Fuente: Máximi Sandín. http://www.somosbacteriasyvirus.com/articulos.html

Publicado originalmente: Viernes 14 de junio de 2013 https://carnespodridas.blogspot.com/2013/06/virus-y-locura-cientifica.html