jueves, 12 de marzo de 2015

Por qué los bebés de Finlandia duermen en cajas de cartón


Bebé durmiendo en una caja

Durante 75 años, las mujeres embarazadas en Finlandia han recibido cajas de cartón del Estado. Es como un paquete inicial con ropa, sábanas y juguetes que a su vez puede ser usado como camita. Muchos argumentan que esta política ha ayudado a que el país nórdico sea una de las naciones con menor tasa de mortalidad infantil en el mundo.
Se trata de una tradición que data de la década de los años 30 y busca dar a todos los niños finlandeses, sin importar su condición social, un comienzo de vida equitativo.
El paquete de maternidad, un regalo del gobierno, está disponible para todas las que esperan un bebé.
Contiene monitos, sacos de dormir, ropa para el aire libre, productos para el baño, así como pañales y un colchón pequeño.
Con el colchón en el fondo, la caja se convierte en la primera cama del bebé. Muchos niños tienen su primera siesta dentro de la seguridad que brindan las paredes de cartón.
Las madres pueden escoger entre tomar la caja o recibir efectivo (unos US$214), pero el 95% opta por la caja, pues su valor es mucho mayor.
Esta tradición nació en 1938. Al principio era sólo para familias de bajos recursos, algo que cambió en 1949.
"No sólo fue ofrecido a todas las futuras madres, sino que la nueva legislación también significó que, para obtener la caja, tenían que visitar a un médico y una clínica pública prenatal antes de los cuatro meses de embarazo", cuenta Heidi Liesivesi, quien trabaja en Kela, la institución de seguridad social finlandesa.
La caja les daba a las madres lo que necesitaban para cuidar a sus bebés, pero también ayudaba a guiar a las mujeres hacia los brazos de los profesionales de la salud del Estado de bienestar naciente de Finlandia.

Cambio brusco

Recién nacido durmiendo
En Finlandia, el índice de mortalidad por nacimientos ha bajado de más de 70 por cada 1.000 bebés a menos de cinco.
En los años 30, el país nórdico era muy pobre y la mortalidad infantil era alta, con 65 muertes por cada 1.000 nacimientos. Pero estos datos mejoraron rápidamente en las décadas siguientes.
Mika Gissler, un profesor del Instituto Nacional de la Salud y Bienestar en Helsinki, ofrece varias razones para esto: a la caja de maternidad y los cuidados prenatales para todas las mujeres en los años 40 les siguieron, en los 60, un sistema de seguridad social nacional y una red de hospitales centralizada.
Con 75 años, la caja está ahora institucionalizada en Finlandia como la transición hacia la maternidad, algo que une a varias generaciones de mujeres.
Reija Klemetti, de 49 años, vive en Helsinki. Recuerda ir a la oficina de correos y recoger la caja de uno de sus seis hijos.
"Era emocionante recibirla y que de alguna forma fuera la primera promesa de bebé. Mi mamá, mis amigos y mis familiares estaban ilusionados con ver qué tipo de cosas recibiría y qué colores habían escogido para ese año".
Su suegra, de 78 años, contó en gran medida con la caja cuando tuvo al primero de sus cuatro hijos en los años 60. En ese punto, tenía poca idea de lo que podía necesitar.
Más recientemente, la hija de Klemetti, Solja, compartió con 23 años la emoción que su madre sintió una vez, cuando se hizo poseedora de la "primera cosa substancial" incluso antes que el bebé. Ahora tiene dos hijos.
"Es fácil saber en qué año nacieron los bebés, porque cada año cambia un poco la ropa que viene. Está bien comparar y pensar 'ese niño nació el mismo año que el mío'", dice Titta Vayrynen, una madre de 35 años que tiene dos hijos.

"Las más felices"

Algunas familias no podrían costear el contenido de la caja si no fuera gratuito, a pesar de que para Vayrynen fue más una cuestión de ahorrar dinero.
Ella trabajaba muchas horas cuando quedó embarazada de su primer hijo y agradeció no tener que buscar tiempo para salir de compras y comparar precios.
"Hubo un reciente informe en el que se asegura que las madres finlandesas son las más felices del mundo y la caja es una de las cosas que me vienen a la mente. Nos cuidan muy bien, incluso ahora que algunos servicios públicos han sido recortados", agrega Vayrynen.
Cuando tuvo a su segundo hijo, Ilmari, ella optó por el dinero en efectivo en lugar de la caja y sencillamente volvió a usar todo lo que le habían dado para su primogénito Aarni.
Un niño también puede pasarle ropa a una niña y viceversa, pues los colores son deliberadamente neutrales.
El contenido de la caja ha cambiado bastante con el paso de los años.
Durante las décadas del 30 y del 40, tenían telas porque las madres estaban acostumbradas a confeccionar ropa de bebés.
Pero durante la Segunda Guerra Mundial, el algodón y los tejidos eran requeridos por el Ministerio de Defensa, así que en las cajas había sábanas de papel y un cobertor de tela.
En los años 50 hubo un incremento de la ropa fabricada, y en los 60 y 70 la indumentaria incorporó nuevas telas elásticas.

Sin desechables ni biberones

El saco de dormir apareció en 1968 y al año siguiente hubo pañales desechables por primera vez.
Pero no por mucho tiempo.
Con la llegada del nuevo siglo, retiraron los pañales desechables y regresaron los de tela, cumpliendo con lineamientos de protección del medio ambiente.
Motivar una buena maternidad y paternidad siempre ha sido parte de la política de la caja.
"Los bebés solían dormir en la misma cama que sus padres y se recomendó dejar de hacerlo", explica Panu Pulma, profesor de historia finlandesa y nórdica en la Universidad de Helsinki. "Incluir la caja como cama significó que la gente empezó a dejar que sus bebés durmieran aparte".
En determinado momento, las botellas de bebés (biberones o teteros) y los chupetes o chupones fueron retirados para promover la lactancia materna.
"Uno de los principales objetivos de todo el sistema ha sido lograr que las mujeres den más el pecho", dice Pulma, quien agrega que "ha funcionado".
El experto también piensa que incluir un libro de cuentos ilustrado ha tenido un efecto positivo, pues motiva a los niños a manipular libros y, un día, a leerlos.
Además de todo esto, Pulma asegura que esta caja es un símbolo.
Un símbolo de la idea de igualdad y de la importancia de los niños.

martes, 10 de marzo de 2015

EE.UU. y nuestros patriotas

Cualquier otario mediopelo que se precie de tenerla bien clara, llama americanos a los yanquis; ni siquiera se pregunta lo curioso del gentilicio acotado solamente a los de EEUU ya que el continente completo es mucho mas grande, pero parecen sentirse cómodos con la barrera ideológica subliminal metida por el orto.

Del Río Grande para el sur (que se confunde con el "abajo"de acuerdo a como leemos el mapa) vivimos los que no merecemos llamarnos americanos, siempre merecemos un prefijo, sudamericanos, centroamericanos o el mas peyorativo de todos, latinoamericanos ( sudacas, bah, y hay uno mas superlativo todavía, iberoamericano, ¡me cago en la ostia! ).






Nadie puede negar el motor revolucionario que significó para los pueblos americanos la revolución independentista del norte. Los principios de igualdad y libertad que defendieron los patriotas de las trece colonias inspiraron al resto del continente. No hubo patriota latinoamericano que no mirara hacia el norte en plena lucha independentista, buscando apoyo financiero y diplomático para el sostenimiento y profundización de la revolución antimonárquica. ¿Qué dudas podía haber para nuestros patriotas sobre la ayuda que iban a brindarles los Estados Unidos del norte, si ellos continuaban el camino republicano y democrático que los liberales yanquis habían iniciado en 1776?
Misiones diplomáticas
No fueron pocas las misiones diplomáticas, públicas y secretas, de los pueblos al sur del Río Grande que llegaron a EE.UU. en busca de apoyo. Pronto se darían cuenta los revolucionarios latinoamericanos de que los gobiernos estadounidenses ya habían abandonado aquellos principios que habían inspirado la revolución norteamericana: no hubo comisionado latinoamericano que consiguiera el reconocimiento de los Estados Unidos de Norteamérica y un apoyo oficial y explícito del Estado del norte.
Al momento de estallar las revoluciones antimonárquicas en América latina, los EE.UU. eran gobernados por la gran influencia de John Adams, que como secretario de Estado del presidente James Monroe iniciaba una política expansionista.
Basta recordar la doctrina Monroe (concebida y redactada por Adams), que advertía al viejo mundo: “América para los americanos”… claro está; para el presidente y su secretario de Estado los únicos americanos eran ellos!
Adams negó sistemáticamente el reconocimiento diplomático de las naciones latinoamericanas y sólo lo hizo una vez que estuvo claro para el mundo entero que España ya nunca recuperaría sus colonias. Fue entonces cuando EE.UU. presentó su doctrina de América para ellos.
Aliados en el Congreso
Ya sea por temor a la represalia de Europa en general y de Gran Bretaña en particular (con quienes se enfrentaron en una guerra por el control de Canadá que terminó con las tropas británicas ocupando Washington luego de la victoria en la batalla Bladensburg en agosto de 1814, incendiando sus edificios públicos, incluyendo la Casa Blanca y el Tesoro y generando un gran pavor entre los norteamericanos), o por procurar no dañar su comercio con España, Adams ignoró los movimientos revolucionarios del resto del continente. Dictó una ley de neutralidad para conformar a Europa en general y a España en particular, asegurándole al viejo mundo que no intervendría en la disputa. A la vez, se comprometía a combatir a los corsarios sudamericanos que asolaban los buques españoles y portugueses, a cambio de que España le cediera la Florida, territorio que EE.UU. necesitaba para continuar se expansión hacia el sur.
No obstante ello, los patriotas sudamericanos encontraron amigos en los EEUU. Hombres públicos que veían con agrado las luchas de los patriotas latinoamericanos.
Entre ellos, destacaban el congresista Henry Clay, que defendió incansablemente la revolución latinoamericana y presionó desde el Congreso para que el gobierno estadounidense reconociera a los estados latinoamericanos y les brindara la ayuda necesaria.
Por aquel entonces, fue nombrado cónsul en Buenos Aires Thomas Lloyd Halsey, quien prontamente toma contacto con josé Artigas y secretamente financia a los corsarios artiguistas para luchar contra los portugueses, españoles y porteños.
Dorrego en Baltimore
Halsey será el nexo entre los patriotas sudamericanos contrarios a la dictadura de Buenos Aires y los industriales y comerciantes del estado de Baltimore, deseosos de financiar la revolución. No sólo eso, sino que también brindará su ayuda a los revolucionarios expulsados por el director Pueyrredón, encabezados por Manuel Dorrego, que llegan a Baltimore y desde allí inician una campaña a favor de Artigas.
Hasta les proveerá de material para realizar panfletos antidirectoriales que él mismo se encargaría de distribuir en Buenos Aires.
Cuando Pueyrredón se entera, expulsa a Hasley y cursa una carta al presidente estadounidense Monroe pidiéndole que mande a llamar al cónsul. La derrota de Artigas en Sudamérica y el triunfo político de Adams en EE.UU., dieron por tierra el intento de alianza fraternal y marcaron el inició de la política imperialista norteamericana.
Carta del cónsul norteamericano a Monroe
El historiador uruguayo Alberto Umpierrez también hace referencia al hecho histórico: muy entusiasmado y totalmente involucrado con la causa artiguista, el Cónsul norteamericano en Buenos Aires superó los límites impuestos por el protocolo diplomático, causando la reacción iracunda del Director Supremo Pueyrredón. El 31 de enero de 1818, oficiaba éste al “Excelentísimo señor Presidente de los Estados Unidos de América, Mr. James Monroe”: “Desviándose del objeto de su comisión el cónsul de esos Estados en estas Provincias Don Tomás Halsey y tocando los extremos del abuso, no ha trepidado en favorecer los conatos insidiosos de los díscolos y perturbadores del orden público. Un acto de mi prudencia, lejos de contenerlo, le abrió un campo más franco a sus ideas. Aun con el jefe de los Anarquistas, Don José Artigas, entró en convenios sobre corso, que debían forzosamente comprometer a éstas Provincias de mi mando con el resto de las Naciones. Ha sido tanta la repetición de hechos por parte del Cónsul Halsey contrarios al sistema de las Provincias, que al fin me vi precisado a pasarle orden en siete del corriente, para que en el preciso término de veinte y cuatro horas se trasladase a cualquiera de los buques existentes en las balizas, arreglase allí sus negocios, y regresase a su país, o al punto que más le acomodase fuera de este territorio.”
Junto con Halsey también fue desterrado el mencionado Mateo Vidal. Aun así, ya resultaba imposible contener el reclutamiento y las crecientes actividades de los corsarios artiguistas a lo largo y ancho del Océano Atlántico. Aun cuando la Provincia Oriental ya no contaba con ninguno de sus puertos, porque fueron ocupados por los portugueses, las patentes de corso continuaban dando sus resultados. Incluso después de la derrota definitiva de Artigas y su internamiento en el Paraguay, los corsarios siguieron combatiendo en alta mar hasta bien entrado el año 1821. Su foco principal fue el puerto de Baltimore y, sin lugar a ninguna duda, en buena medida fruto del esfuerzo político y propagandístico del coronel Manuel Dorrego.


jueves, 5 de marzo de 2015

La Argentina, en medio de un juego geopolítico denso



“Irán no es un interlocutor confiable”, le recuerda, cada vez que puede, Benjamín Netanyahu a Barack Obama en su intento de disuadirlo de continuar con las conversaciones nucleares con Irán. Se trata exactamente del mismo argumento que esgrimió su gobierno para condenar el diálogo de la Argentina con la República Islámica que llevó al memorando por el caso Amia de enero de 2013, que hizo propio también el liderazgo de la Daia, representante política de la comunidad judía en el país.
La opinión suena amable, casi como un consejo de amigo, pero es en realidad algo mucho más perentorio, ya que nace de la convicción profunda de un sector de la dirigencia política israelí, encabezado por el primer ministro, de que el plan nuclear persa es una “amenaza existencial” sobre la que no se pueden ensayar pasos de danza diplomáticos. Las únicas alternativas son la dureza, las sanciones económicas y, si eso no alcanza, el uso de la fuerza contra las centrales atómicas.
Israel (o, mejor dicho, ese sector de su dirigencia) se viene preparando desde hace tiempo para esa posibilidad. Ya en 2012, unos tres meses antes de las elecciones presidenciales en las que Obama fue reelecto, elaboró un estudio sobre la hipótesis de una guerra de un mes de duración. Ése era el tiempo que el Estado judío estimaba necesitar para destruir los reactores iraníes y demorar por años el acceso iraní a “la bomba”. El costo calculado era una furiosa represalia de Teherán contra las principales ciudades con misiles convencionales, que podría dejar unos 500 muertos.
Casi nadie (excepto Netanyahu y sus aliados más convencidos) quiere en Israel una guerra con el régimen de los ayatolás, ese brutal entramado burocrático que, entre otras “delicadezas”, reprime toda disidencia, censura cualquier conato de prensa libre y, según se ufanó el impresentable Mahmud Ahmadineyad, “no tiene homosexuales”.
Aquellos cálculos generan terror en la población y, acaso más relevante a los efectos prácticos, en la jefatura militar y en la conducción de los servicios secretos exteriores, el Mosad, quienes realizan periódicamente expresiones en ese sentido. Que quede claro: eso no es una conspiración contra el premier sino el juego aceptado en una democracia (imperfecta y en estado permanente de guerra, pero democracia al fin) en la que esos estamentos son “de Estado” y no “de gobierno”.
Israel, un pequeño país de unos doce millones de habitantes, no podría salir indemne de un desafío semejante a otro enorme y de 80 millones. Las armas nucleares que posee, nunca reconocidas ante las organizaciones internacionales competentes, no podrían ser utilizadas, por lo que la única posibilidad de éxito pasaba (¿pasa?) por la superioridad tecnológica, el apoyo de sectores militares y de inteligencia subalternos… y la ayuda de Estados Unidos.
Todo cierra, excepto por la convicción de Barack Obama. Éste asume que la única forma de demorar (no de liquidar, que quede claro) el plan atómico iraní es negociando controles internacionales a cambio de levantamiento de sanciones. Después de las ruinosas aventuras de Irak y Afganistán, Estados Unidos no está en condiciones militares ni económicas de hacer frente a un reto aun mayor. Lo acompaña en esa posición el grueso de su Partido Demócrata, pero lo enfrenta el sector más importante del Republicano. ¿El que será el próximo gobierno norteamericano?
Presionar en pos de ese auxilio estadounidense es lo que lleva a Netanyahu en estas horas a Estados Unidos. El lunes habló ante 16.000 delegados de la American-Israel Public Affairs Committee (Aipac), el principal lobby judío de Washington, y ayer lo hizo, en lo que supone un desafío sin precedentes a Obama, ante la Asamblea Legislativa, por invitación del presidente de la Cámara de Representantes, el conservador John Boehner.
Al menos veinte legisladores no asistieron en señal de repudio y Obama no recibirá a Netanyahu con la excelente excusa de que nunca lo hace con líderes políticos que se aprestan a competir en elecciones, trámite que el israelí deberá atravesar el próximo martes 17.
Es tal el desconcierto que provoca en la Casa Blanca la “visita” de Netanyahu, que se alternan desde allí señales fieras y amistosas. El vocero de Obama, Josh Earnest, dijo que el norteamericano, a diferencia de “Bibi”, tiene una estrategia para evitar un Irán nuclear, esto es: las negociaciones de Ginebra con el Grupo 5+1 (los miembros permanentes del Consejo de Seguridad de la ONU más Alemania).
“Israel se defenderá. Los días en que el pueblo judío era pasivo frente a la amenaza de aniquilamiento terminaron”, dijo el lunes Netanyahu ante la Aipac, asimilando la amenaza iraní con el Holocausto. “Irán es el mayor patrocinador del terrorismo”, añadió, para sustanciar mejor su posición.
Justo lo que el inesperado renacimiento del tema Amia, no sólo en la Argentina sino en el mundo, le permite recordar en estos días tan convulsionados.