martes, 24 de noviembre de 2015

¿POR QUE LA GUERRA?

Supongo que la mayoría no necesitan este vídeo sobre los antecedentes del conflicto sirio, pero me ha parecido un notable resumen:

Ahora habría que desarrollar muchos de esos temas, como el panarabismo, la ideología baazista, los intereses geoestratégicos rusos o lo poco eficiente que es transportar el gas natural qatarí en metaneros en vez de hacerlo fluir por ductos a Anatolia y, de ahí, a Europa.
Sobre ésto sí que puedo aportar algo más.
En resumidas cuentas, almacenar y transportar metano (CH4, lo que comúnmente se llama gas natural) es un verdadero dolor de huevos. A diferencia del petróleo, que es líquido en condiciones ambientales, el metano es un gas. Además, no es como el butano o el propano, sino que es un gas de los de verdad, muy orgulloso de serlo. Para forzarlo a cambiar de fase, tenemos que someterlo a un proceso de enfriamiento bestial. A presión ambiental, licua a -161,5ºC. Bajar algo a esa temperatura es jodido, pero bajar 116.000 toneladas de algo cada día, que es la producción de la planta de licuefacción de Ras Laffan (Qatar) con sus 11 trenes de licuado, cuando la temperatura exterior supera los 40ºC, ya se pueden imaginar que supone un esfuerzo ciclópeo.
¿Cómo se logra? Pues el esquema básico es el mismo que una heladera para enfriar la comida o un aire acondicionado para enfriar una habitación, pero imaginen el tamaño de la heladera para bajar de 40ºC a -162ºC a más de cien mil toneladas al día. Y ahora, imaginen la energía que debe consumir esa heladera (no es eléctrica, la cascada de compresores son movidos quemando el propio metano).
¿Y para qué lo queremos líquido? Bueno, esto no lo he dicho y quizá haya a quien no le resulte obvio. Para reducir su volumen a la 1/600 parte, y poder así almacenar en el espacio limitado de un barco una cantidad apreciable de gas natural. Estos son los metaneros, que viene a ser un petrolero con enormes jorobas que contienen ese líquido a temperaturas bajísimas. Por supuesto, a pesar de estar bien aislados los depósitos, parte de ese líquido pasa de nuevo a gas (desprendiendo una energía llamada calor latente de vaporización, que ayuda a mantener frío el líquido que queda, que es el sabio mecanismo de un botijo) y se quema en los motores para impulsar el propio navío.
Por cierto, no lo he comentado, pero como curiosidad: si siguiésemos enfriando el metano un poco más allá, a partir de los -180ºC pasa a ser sólido, hielo de metano. Pero es irrelevante ya que este cambio de fase no implica una reducción de volumen apreciable que justifique la energía empleada en convertirlo.
Y toda esta energía empleada en licuar el gas, es desperdiciada porque cuando los metaneros arriban a puerto, es liberada al ambiente en pura pérdida en las plantas regasificadoras, que inyectan el metano, ya de nuevo en estado gaseoso, a las arterias de la red de gasoductos europeos, japoneses, coreanos… En realidad, lo que se “libera” es frío, o más rigurosamente se usa el calor del agua del puerto (cuandos estás a -161ºC la fría agua de Mugardos te parece que es un jacuzzi) para devolver el metano al estado gaseoso.
El resto, es evidente: tirando un gasoducto desde la península arábiga a la anatólica, podría llegar el gas qatarí (y saudí, emiratí y yemení, pero el grueso de la producción lo tiene Qatar) a Europa de forma mucho más eficiente y competitiva. Dicho de otra forma, podrían competir en precio y volumen con Gazprom, el gigante gasista ruso. Que, por cierto, y esto sí que seguro que lo saben: la mayor parte del gas ruso debe llegar a Europa por…Ucrania. ¡oh, qué sorpresa!
Por cierto, el gráfico está desactualizado. El Nord Stream, el gasoducto que cruza el mar del Norte, está operativo desde hace tres años, ahora lo que se plantea es aumentar su capacidad. El ramal sur sugerido es el Trans Adriatic, que es sólo una de las tres propuestas para evacuar el gas ruso rodeando a Ucrania por el Sur. Las otras dos son Nabucco (el cual ha sido recientemente puesto en pause debido a las fricciones entre Moskva y Ankara por la inestimable vista gorda de estos últimos al suministro de tropas y pertrechos a las milicias yihadistas y contrabando de crudo) y el South Stream(en el que Rusia quería cortar por lo sano y prescindir de Turquía, pero que ha sido detenido por las presiones de la UE a Bulgaria, que muy a su pesar ha renunciado a ser el punto de entrada a Europa del gas ruso).
Por cierto, ¿y cuál es el interés de Europa en todo esto? Está claro: diversificar todo lo posible la oferta, para tener mayor capacidad negociadora y poder bajar la factura energética. Además, claro está, de aumentar la seguridad de suministro.
Y una guinda: esta infraestructura, en cualquiera de los casos, podría ser también utilizada para evacuar el gas de un aliado circunstancial de Rusia: Irán. El número uno y el número dos de las reservas probadas de gas natural.
El tercer escalón del podio es Qatar. Pero cualquier trazado imaginable para enlazar Arabia con el ramal caucásico debe a la fuerza pasar por…Siria. Un país gobernado por la minoría alauí y gran aliado del campeón chií: la República Islámica. Caramba, caramba.
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NOTA: Todo lo anterior no quita que el Corán sea una continua exhortación al sectarismo y la violencia, la base de una ideología supremacista tan intolerante y criminal como el nazismo (o peor, de tener los medios). El islam es a esta guerra como el aceite que lubrica un cojinete para que siga girando sin griparse, cuando no el propio combustible. Allahu akbar!
Afortunadamente, el islam fue descafeinado durante siglos por las sociedades musulmanas que fueron buscando, como nosotros, un compromiso entre religión y civilización. Pero como una mala película de zombies, regresa periódicamente con ramalazos rigoristas (les sonarán los almorávides y losalmohades). El último es el wahabismo (que vendría a ser el Opus o el Yunque en el mundo católico), subvencionado con los beneficios de los hidrocarburos.
No se puede entender cabalmente este conflicto sin conocer el Q’ram. Sigo emplazándolos a leerlo. Y sí, sé que es un esfuerzo porque es una colección de botaratadas que salieron de la boca de un caravanero analfabeto. Si el contenido es deprimente, el estilo es patético.

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